Un buen menú, debe influir, no informar. El impacto visual es muy importante. En marketing, menos es más y la carta del restaurante tiene que estar planteada como un anuncio, de manera que venda lo que más interesa.
Los anuncios tienen convencer al cliente de que lo que se está ofreciendo, es lo que se desea. La mejor manera de hacer esto es con un diseño atractivo que llame la atención. Se puede conseguir con fotos o con recuadros destacando lo que nos interesa. Imágenes atractivas que acompañan la descripción del plato, cambio de tipografía, etc.
La carta tiene que seducir, tentar a quien la lee y para ello utilizaremos palabras como “fresco” (no sólo para productos orgánicos. Esta definición va más allá de las guarniciones verdes como frutas y verduras. Los clientes quieren alimentos que hayan sido mínimamente procesados, de temporada.), “local” (un valor añadido. Ya no se trata de tener productos orgánicos y sostenibles, sino de buscar productos con lugar de origen cercano, artesanal, alimentos o bebidas diferentes, únicos. O si existe la opción de tener huerta o granja propia, darle valor comunicándolo en la carta o a través del personal del restaurante.), “texturas” (horas y técnicas de cocción. Hacer las descripciones más apetitosas con palabras que seducen al paladar).
Para influir hay que llegar a alguna necesidad del cliente. La carta del restaurante es una gran herramienta que nos ayudará a vender mucho más aplicando estrategia.